miércoles, 23 de agosto de 2006

Gobierno fractal

(EL DIARIO REGIONAL, 23/08/2006) Benoit Mandelbrot es un octogenario matemático de origen polaco que desarrolló una nueva geometría basada en “fractales”. El concepto sirve para describir mejor los contornos irregulares y aparentemente caóticos del mundo que nos rodea: sus fórmulas permiten estudiar la configuración de árboles y nubes, cordilleras y costas, células y órganos, compuestos químicos y galaxias.

Mandelbrot encontró patrones, y esos patrones tienen un carácter "fractal": a grandes rasgos, las formas están hechas de pequeñas copias de sí mismas y sus partes son similares al todo: son parecidas pero a una escala menor. "Si usted observa un árbol de lejos, ve eso, un árbol. Si se aproxima, ve una rama. Pero la rama es muy parecida a un pequeño árbol", afirma el científico polaco.

La teoría de los fractales permitiría entender lo que sucede en Pilar: tras años de reclamar para que se apruebe una ordenanza que reconozca a la información como un derecho y no como una concesión graciosa ofrecida por el gobierno de turno, el acceso a la información pública sigue siendo otra de las promesas incumplidas (y van…).

Según lo informado por El Diario Regional en su edición de ayer, el "ranking de apertura" elaborado por un instituto privado, el IERAL, da cuenta de que nuestro gobierno “de puertas abiertas” —como le gusta autocalificarlo el intendente Humberto Zúccaro— es en realidad un “caso extremo” de “puertas cerradas”, el segundo de los cien casos analizados, siendo superado sólo por la Ciudad de La Rioja.

En el Concejo Deliberante de Pilar las cosas no están mejor. Durante una entrevista que le realizaran por FM Plaza al Concejal Carlos Olivera, hace algunas semanas, afirmó tramposamente que “hay una Ordenanza General, la 267, que te marca el paso de cómo iniciás un expediente, con una nota simple solicitando (la información pública) por mesa de entrada”. Como si poder conocer cómo se seleccionaron los proveedores que cotizaron por la construcción de la peatonal sobre la calle Rivadavia, o cuánto se les paga a los médicos contratados, fuera una tarea más que simple, el jefe de la bancada zuccarista en el Concejo fue más allá: “¿Quién te dijo que no está esa legislación?”, le inquirió al periodista con una inocultable carga de soberbia, típica del gordito que en la cancha del barrio se sabe el dueño de la pelota.

El estudio del IERAL confirma que lo dicho por Olivera no pertenece al campo de la realidad, sino más bien al de la ficción, y que el gobierno zuccarista no brinda la información que se le solicita como debiera.

A nivel nacional, el gobierno de Kirchner ha declamado ser también “de puertas abiertas”, pero cuando hace un año el saludable proyecto de ley de libre acceso a la información pública pasó por el Senado, hizo lo imposible para desvirtuarlo.

Como los fractales de Mandelbrot, el gobierno local es —en cuanto a la transparencia— una pequeña rama del gobierno nacional. El patrón de falta de apertura de uno, se replica en el otro como las formas del árbol y sus ramas. A su vez, a nivel de la gestión municipal de Pilar, tanto el Departamento Ejecutivo como el Concejo Deliberante, replican también idénticas mañas.

Al observar un gobierno poco transparente de lejos, se ve un gobierno poco transparente. Pero si uno se aproxima, podrá ver al gobierno municipal, muy parecido a un gobierno poco transparente.

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